La Ciudad

domingo, enero 21, 2007

"La Ciudad tiene la apariencia de un lugar cerrado, un universo concentrado que sobrevive alimentándose de sí mismo, de sus ruidos y sombras, que se funde con quien la atraviesa hasta impregnarlo en sus propias emociones reprimidas. Lo único importante es llegar y quedarse para siempre en su interior. Atrapado e inconsciente. Al fin vacío. El hilo que une el centro con la entrada - con todas sus infinitas entradas - se desvanece en nada y desaparece. Todo pierde su significado. Kaçak tiene los pies mojados y algo parecido a una sonrisa asoma en las comisuras de sus labios. Nunca saldrá ileso de la Ciudad. Comprende que es su única redención. Y sin embargo, aún entonces, se mueve con precaución, como el eco asustado, por calles que se mecen bajo la luz débil de bombillas suspendidas casi por milagro de los cables del tendido eléctrico del tranvía. Se detiene en un rincón, junto a un chamizo de ventanas diminutas. Toma aire y luego exhala un largo y profundo suspiro. Vuelve a tomar aire y el olor de la Ciudad penetra lentamente por la nariz. Siente cómo llega a los pulmones, los llena y los desborda, se desparrama en su interior y lo ocupa todo. A través de sus arterias llega al cerebro, a los músculos de los brazos, a las manos y a sus piernas. Sabe a lignito, a descomposición y a humo, a vacío y a silencio. Pero sobre todo a miedo. Decide continuar. El eco de las botas se apaga en la bruma que se extiende como una mordaza. Cualquier sonido es absorbido por los adoquines mojados que van quedando atrás. Cruza una plaza desierta, con bancos de piedra también mojados, y siente que el aire se hace más frío. En su rostro se depositan gotas microscópicas que creen brillar bajo una luz demasiado tímida. Dobla una esquina a la altura de un edificio de grandes arcos de granito y apariencia hueca. Avanza unos cuantos metros en la dirección que señala su instinto recobrado. Ahora la bruma es más espesa y la luz menos tímida. Parece como si la Ciudad despertase de un sueño secreto e incluso cree escuchar voces tras las puertas y ventanas cerradas. Al final de la calle se abre una enorme extensión de arena húmeda. Y más allá el mar, expectante, le observa."

Extracto
Anhelos, lamentos y traiciones